Carlos Arestivo 2018
Se sorprendió de repente y dijo: ¡Caramba Papá…! que sorpresa poder estar contigo! Qué bueno… me siento muy emocionado, me revolotean tantas cosas en la cabeza que no puedo no recordar tantas cosas que viví a tu lado, y empezó a contar viejas historias…recuerdo que cuando tenía 10 años te llevaba tu desayuno al taller, tu lugar de trabajo, el café con leche y pan, que te preparaba mamá, en una cafetera. Iba casi corriendo esas 5 cuadras que quedaba el taller, y allí estabas tú, como jugando como un chico con el hierro candente, rojo, sacado del fuego, alimentado por un gran fuelle, y tú, imponente, parecía que disfrutabas cuando tú con el martillo y los mazos de tus ayudantes doblegabas al hierro fuerte, parecía que podías dominarlo y darle la forma que querías.
Me quedaba enfrente observando, como en una platea, a un artista, se siguió recordando y de repente dijo… Caramba papá qué recuerdos… y cuando llegabas a casa al medio día, después de casi seis horas de trabajo, y parecía que el olor de tu cigarro “fuerte” como le llamabas te anunciaba, tu abrías la puerta y gritabas casi juguetonamente “Ajuma” porque manejabas mejor el guaraní que el castellano.
Te acercabas a la cocina y si aún no estaba la pasta, un pedazo de pan remojabas en la salsa y comías con gusto…qué recuerdos viejo, dije.… no puedo olvidar las siestas, tu dormías en el suelo, abrías la puerta para dejar pasar el viento, no querías que se te moleste, por eso yo debía, a veces de mala gana, dormir a tu lado, no dormía, no tenía sueño, pero a veces me sentía muy a gusto a tu lado, me sentía muy protegido, muy seguro. Y cuando me llevabas a tus juegos de bochas, caramba viejo, qué feliz me sentía, sentado en una mesa frente a la cancha tomando como un adulto un “naranjin”, así se llamaba la gaseosa de naranja que tanto me gustaba, te veía con una puntería cuando debías alejar la bocha del bochín, eras el mejor… no puedo dejar de recordar cuando ya en Génova me preguntaste donde hay una cancha de bochas y yo no sabía, me invitaste a salir a pasear y preguntar por la cancha en la zona, no pudimos obtener información, pero luego de caminar más, de repente te frenaste y dijiste…escucha… se percibía una especie de ruido como “toc…Toc” y dijo… alguien juega a las bochas por aquí cerca,,, siguiendo el ruido llegamos a una calle y en efecto , era una calle sin salida, prácticamente sin tráfico, y en la vereda sin lozas con la tierra aplanada los vecinos habían instalado una cancha de bochas y varios jugando.
Ahí nomás se presentó y qué gusto viejo verte satisfecho y contento. Me sentí muy bien sobre todo cuando mis hijos nacieron recordando tantas cosas pensé qué bueno sería ser un papá como vos -. Gracias viejo por visitarme…no podía dormir y apareciste en mis sueños …gracias viejo…mi querido viejo
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