Todos nos hemos hecho alguna vez la pregunta cuando hemos tenido delante de nosotros una hermosa obra de arte cómo pudo el artista llegar a producir semejante obra. Nos queda la duda de si nacieron con un talento descomunal o si, por el contrario, llegaron a ser capaces de desarrollar esa habilidad artística tras muchos años de duro trabajo, estudio de la técnica y práctica diaria.
No se puede negar la habilidad innata que tienen algunas personas para las artes. Seguro que conocemos a alguien que hace unas ilustraciones maravillosas o a otra persona que tiene una gran habilidad para tocar la guitarra sin haber estudiado música nunca.
Los científicos en el campo de la psicología del aprendizaje, como Jennifer E. Drake, se han intentado fijar en cuáles pueden ser los signos para identificar a jóvenes talentos. Una de esas habilidades que aparecen más precozmente es la capacidad para representar el mundo real tridimensional en una superficie plana bidimensional, como ocurre en el dibujo. Los genios artistas son capaces de realizar dibujos representativos a la edad de 2 años, un año antes que la mayoría de los niños. Esos niños más creativos son capaces de realizar dibujos más complejos y con unas formas más convincentes para el espectador. Poco a poco, y unos años antes que sus compañeros de clase, van desarrollando la capacidad de dar tridimensionalidad a sus dibujos, con sombras, oclusiones, objetos a distinto tamaño y, lo más complicado, dibujando en perspectiva.
Muchos artistas mundialmente conocidos fueron capaces de hacer dibujos muy realistas a una edad infantil. La habilidad de estos artistas es independiente a su cociente intelectual, como se pudo comprobar al estudiar a personas con autismo y bajo cociente intelectual, pero con un increíble talento artístico. Con lo que sí se ha relacionado la capacidad artística ha sido con las habilidades perceptuales. Los niños que son capaces de captar los detalles y las sutilezas de las formas, así como la perspectiva, son aquellos que mayores habilidades tienen después para el dibujo artístico.
Con estas observaciones podemos ver lo importante que es el talento para convertirse en un genio; sin embargo, la motivación puede llegar a ser igual de importante. Los psicólogos que trabajan en el campo del aprendizaje han identificado tres elementos críticos que favorecen la motivación: la autonomía, el valor y la competencia. Una percepción de autonomía y de ausencia de presiones externas por parte del sujeto que realiza una acción, como pueda ser un diseño de un edificio, predice una mayor energía dedicada a perseguir el objetivo propuesto. Dar un valor a lo que uno hace y al objetivo que persigue, mejora los resultados de la acción. Y, por último, sentir que puedes conseguir resolver un problema, ayuda a poner más esfuerzo en resolverlo. Cuando nos quedamos atascados en una tarea generalmente es por una de estas tres cosas: nos sentimos forzados a hacerla, la encontramos inútil o dudamos de que seamos capaces de hacerla.
“La genialidad debe ser de nacimiento; y nunca puede ser enseñada. Genius must be born, and never can be taught.”
“One is not born a genius, one becomes a genius”
Dean K. Simonton, distinguido profesor emérito de la Universidad de California publicó en el año 2008 un meta-análisis en el que calculó que entre el 10 y el 20 % de la varianza de la creatividad podía atribuirse a factores genéticos. Por lo tanto, según esta investigación, la genialidad está relacionada tanto con factores genéticos, como con factores ambientales, pero fundamentalemente, con factores ambientales.
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