La tortura…lo siniestro de un vínculo

Dr. Carlos Alberto Arestivo 1991    

Los conceptos que se emiten en este trabajo se sostienen en base  a mi propia experiencia vivida en las sesiones de tortura en la Policía en el año 1978, de haber asistido como psiquiatra a víctimas de la tortura, en un consultorio improvisado, en la misma prisión de “Emboscada”, donde estuve recluido durante tres meses y por las bibliográficas consultadas   que se refiere a las experiencias de la Argentina, Chile, Uruguay y Grecia;  

Por similares experiencias, muchos fenómenos psicológicos resultan extraor­dinariamente coincidentes, en tanto que otros, aparecen de manera diferentes, quizás por las variables individuales de cada persona, relativa a su historia, su capa­cidad biológica, su capacidad o fortaleza psicológica, sus ideales políticos o sociales, sus expectativas, sus creencias religiosas, etc.

LA TORTURA  

La tortura es un acto cruel e inhumano, producido por una o más personas (torturadores), funcionarios del Gobierno,  que se encuentran en situación de poder absoluto, de vida o muerte, sobre otra persona que se encuentra en total indefensión, imposibilitada o impedida a huir o defenderse, con la sola posibilidad de  soportar, aguantar,  de sufrir, apelando a su resistencia física y psíquica.

La tortura tiene como propósito producir tormento, todo tipo de dolor y sufrimiento; vejaciones y humillaciones y, fundamentalmente miedo; atacándose de esta manera, sistemática y masivamente todos los aspectos vulnerables del ser humano para quebrar sus defensas y destruir su mundo psíquico, su mundo interno, donde ha construido sus ideas, sus conceptos, sus creencias, sus proyectos de vida etc.

En efecto, su objetivo en los presos políticos o de conciencia, es arrancar una confesión y por sobre todas las cosas, la desestructuración de su per­sonalidad, y al mismo tiempo, apunta a un efecto psicosocial, por la conmoción que produce cuando un miembro de un determinado grupo social es apresado y torturado. El clima de miedo y terror que se genera, se expande como ondas,  manteniendo a la población en un estado de tensión permanente, de miedo colectivo, generándose desconfianzas y aislamiento de los grupos familiares y sociales. La salud mental de la población se enrarece y se genera un malestar general.

LA SUB CULTURA DEL MIEDO

El pueblo paraguayo ha soportado, a diferencia de los gobiernos dictatoriales de Argentina, Chile, Uruguay y Brasil, varias décadas de gobierno represivo, que se caracterizó por la instauración del terror generalizado y la crueldad contra sus oponentes.

Cuando leemos el trabajo de F. Roustang “Vinculo de libertad” ([1]) describiendo al narciso absoluto de la Psicología de las Masas, pareciera que está describiendo el perfil del General Stroessner, expresando entre otras cosas, que este personaje, “… hacía todo lo que quería, poseía todos los poderes, todas las mujeres que quería, todos los súbditos; además, su poder discrecional de vida o muerte era algo así como la concreción de su omnipotencia”. Sigue diciendo Roustang, refirién­dose a la obra de Elias Canetti en MASA Y PODER, “… este narciso, amenazado de muerte por aquellos de cuya vida dispone, se convierte en una especie de supervivien­te: logra mantenerse en el poder, pero debe “convivir” con el miedo incesante de ser asesinado”. “…ahora bien, la única manera de prevenir dicho miedo es matando, a todos los súbditos, ya que todos y cada uno de ellos son sus homicidas potenciales. El Narciso que solo se quiere a sí mismo no puede evitar detestar a todos los otros, temerles, desconfiar de ellos, desearles el peor de los males, en otras palabras ya se ha convertido en el Paranoico”.

La lógica de crear un clima de miedo, a través de las persecuciones, detenciones, tortura, exilio o la muerte misma y las desapariciones, es buscar la destrucción de toda la red social que se ha tejido con la confianza y la solidaridad entre las personas.

LA ESTRATEGIA

Stroessner creó esta situación como estrategia para sustentar el poder, iniciando con depurar primero el ejército apresando y destituyendo a los altos jefes militares, que inclusive fueron los que colaboraron él en el golpe de Estado,  siguió luego la depuración del partido colorado con el cual se adhirió,  persiguió y destruyó  en forma sistemática todo aquello que se le oponía, creando además un operativo en el cual debía presentar ante la opinión internacional, una fachada de democracia y legalidad a su gobierno, para esto, primeramente, suspendió las garantías consti­tucionales en forma permanente (estado de sitio), creó una división en el principal partido opositor (LIBERAL)y con las prebendas necesarias, constituyó con una parte de ese partido, un parlamento “Democrá­tico”. Más adelante y con la promesa de democratizar el país, sedujo a los demás partidos opositores para elaborar una nueva Constitución que permitía al Dictador per­petuarse en el poder, y manejar autoritariamente,  por la presencia en la misma, de leyes liberticidas (Ley 209) que legalizaban los atropellos a los Derechos Humanos.

Estos atropellos a la dignidad humana fueron dados por un sistema en el cual unos pocos, los que ostentaban el poder, munidos de una total impunidad, atropellaban, perseguían, apresaban, desterraban o asesinaban. Esta impunidad les permitía además, disponer de los bienes de Estado para su enriquecimiento personal.

La respuesta social a esta situación fue caracterizada por un miedo colectivo, miedo que frenaba o paralizaba la expresión de las ideas, pensamientos o críticas que pudieran estar en discenso con los actos del Gobierno, y como consecuencia, se fueron creando en las personas, mecanismos de defensas, de adaptación a esta situación de angustia generalizada, por supuesto, que aquí estamos expresando lo que ocurrió a nivel de masa, sin tener en cuenta para este trabajo, las distintas manifestaciones en contra del gobierno que distintos grupos han intentado, en diferentes épocas y que han sido terriblemente masacrados-.

Muchas personas poco a poco fueron aceptando la situación, en el proceso de adaptación,  con expresiones de desconfianza generalizada. Se desconfiaba del familiar, del amigo o del vecino por el temor a la delación. Los mayoría de los padres prohibían a sus hijos hablar y mucho menos meterse en política, ni en ningún movimiento social. Los Derechos Humanos eran considera­dos como un discurso subversivo, era más seguro no pensar, no hablar.

Esta subcultura del miedo ha creado fenómenos de polarización en la comuni­dad: aquellos que mandaban, sus familiares y allegados, se constituyeron en los que apadrinaban y que operaban autoritariamente, con prepotencia, entre ellos estaban los políticos y militares que ciegamente se sometían al tirano, éstos fueron los que se enriquecieron subsumiendo y sometiendo al otro, éstos estaban exentos de los rigores de la ley, con sustanciales prebendas, despreciando a los que no integraban su grupo, y en el otro extremo, estaban los disidentes, explícitos a quienes les esperaban las represiones ya expresadas; y los indiferentes que son los que en realidad se adaptaron a esta situación.

Todo esto, determinó en nuestro país la pérdida de valores morales, creó miedo social e impidió el establecimiento de alianzas o vínculos sociales que forman parte de la seguridad psicológica de las personas, generando desconfianza, aislamiento, autocensura, factores que hacen que el individuo se aparte del todo social, asimismo se vio obligado a renunciar al pensamiento propio, lo que a la vez le dificulta la elaboración de su propio discurso político, dejando que directivos espúreos decidan por él. De todo este proceso, queda un hombre residual y mezquino; un sujeto irresponsable que no puede sostener responsablemente las consecuencias de sus principios, de su discurso, de su palabra. El corpus social se enferma.

Este modelo de autoritarismo, de prepotencia, de falta de respeto a la persona, de prevendarismo, de corrupción, esta cultura de la corrupción, que se apoya en la impunidad se observa en la conducta cotidiana de las personas, en distintos ámbitos de su quehacer: la familia, el trabajo, la escuela, etc. aún después de 20 años de la caída del tirano. Estos cambios casi imperceptibles en la conducta de nuestro pueblo constituyen un  efecto de la cultura del miedo.

El rol de torturador

La tortura se ubica en este contexto, como un instrumento útil para sostener un gobierno represivo, y por lo tanto, forma parte de una planificación, de una estrategia para gobernar, lo cual deja de ser un fenómeno contingente.

La tortura supone un proceso científicamente preparado, que requiere de recursos humanos capacitados, idóneos y eficientes. Por eso el rol de los torturadores exige una capacitación.

El torturador es una persona seleccionada o auto propuesta para el efecto, que si bien connota capacidad de agresividad, resulta ser sin embargo una persona común y corriente, mediocre, en el sentido,  como señalan algunos autores, que no ha logrado o no ha tenido grandes propósitos en la vida, y que a través de ese “trabajo” busca ser objeto de depositación libidinal del líder o manda más, obteniendo así una vida acomodada y de privilegios; y así, un supuesto triunfo de sus intenciones egoístas sobre el “sujeto social”.

Asimismo, el torturador puede ser un padre de familia considerado por la comunidad como bueno (como ocurrió en Paraguay, que uno de los famosos torturadores reconocidos por su crueldad, ocupó hasta antes de su detención, el cargo de pre­sidente de la Comisión de Padres de un Colegio Religioso).

El torturador no es un enfermo mental (sádico o psicópata), aunque tenga rasgos detectables en su personalidad; es un sujeto agresivo, intolerante, incapaz de reflexionar, incapaz de escuchar, incapaz de aceptar descensos,  que todo lo quiere resolver con la violencia, sin ser por esto un enfermo mental, que ha decidido concientemente utilizar  estos “atributos” como un rol, una función o un cargo rentable.

A partir de estos rasgos de su personalidad, al torturador fue entrenado  y capacitado para su delicada función, aquí en el Paraguay con expertos norteamericanos traídos para el efecto. En algunos países (EEUU, Grecia) existen escuelas para torturadores o se envían expertos en la tecnología del dolor.[2]

El entrenamiento de los torturadores comprende una serie de situaciones interesantes de abordar. Unos autores americanos han investigado sobre la tortura en Grecia, y han descrito condiciones y situaciones que se requieren para constituirse en torturador: Debe encontrarse en situación de obediencia total (como en la milicia o la policía), y someterse a castigos duros si no cumplían en forma las órdenes de sus superiores, ellos padecían sufrimiento y humillaciones en su preparación como para tener bien internalizada la lección. Otro aspecto de su entrenamiento consiste en conseguir que el torturador no sienta la culpa y no sea sensible ante este oficio tan horroroso. Para ello se le persuade y convence de que está protegiendo a la comunidad de un ser miserable, que quiere destruir el sistema; el enemigo es visto como un ser no humano, un monstruo o un animal que no merece compasión.

Si bien no es un sádico, el torturador siente un gozo muy especial no precisamente por el sufrimiento de la víctima sino por la omnipotencia que la víctima le hace sentir, saberse que es temido y productor del miedo, ser sujeto de la muerte, como un ser deificado – consumista que se siente satisfecho en el despojo y la rapiña.

Otro elemento que favorece al rol de torturador es la gran impunidad de que gozan, lo que le permite a su vez sentirse invulnerable, por encima de las leyes y de los derechos del otro.

El torturador es un experto en producir dolor, conoce las zonas más vulnerables y sensibles del cuerpo, sabe hasta donde puede ir, conoce el límite… aunque a veces también se equivoca y la víctima muere.

La tortura, etiología de un cuadro clínico

El dolor ablanda a la persona, la híper sensibiliza, la vuelve aprensiva y radicalmente temerosa, la deteriora. Las humillaciones, los malos tratos, los vejáme­nes, atentan contra su autoestima, logrando muchas veces odio y desprecio por sí mismo. Las amenazas de tortura, persecución y muerte de familiares y amigos generan sentimientos de culpa insoportable. La incomunicación, además del miedo, provoca ansiedad, angustia y es tan desesperante que a veces logra desestructurar la personalidad. El Stress que se va generando causado por el dolor físico, por el miedo, por el cansancio, por la falta de sueño reparador, consume sus mecanismos de defensas normales que actúan como un buffer hasta agotarlos y entonces aparece el stress patológico, que denota el inicio de la desstructuración de su personalidad.   

La víctima, según su historia personal, puede salir de esa angustia conectándose con vivencias que evocan relacionamientos humanos válidos internalizados, que conforman su “corpus social” constitu­yendo de esta manera una “alucinación” salvadora, fenómeno clínico que ha sido conceptualizado por F. Roustang  y experimentado en el proceso álgido de mi tortura.[3]

Otra manera de salirse de esa situación, ocurre en los individuos que en sus historias no han logrado internalizar esas relaciones significativas (Corpus social), sino que han privilegiado su discurso ideológico, que lo han internalizado prioritaria­mente, careciendo entonces, de esa experiencia humana. Ese individuo no logra conectarse con sus personajes humanos y solo logra destruir sus propios ideales, en­trando en el juego del torturador, que en este caso ha logrado sus objetivos, una alianza perversa.

El fenómeno alucinatorio y/o delirante es definido como Stress post traumático, debe plantearse como un cuadro psicopatológico sui géneris. El stress postraumático, es producido, en la mayoría de los casos, por catástrofes o fenómenos naturales, o situaciones de guerra, generalmente, el trauma aparece súbitamente, no suele ser de larga duración y la persona no está impedida a huir o defenderse, no hay incomunicación, no hay inten­cionalidad, no hay humillaciones ni vejámenes, es más, hay tendencia a la solidaridad de las personas. La tortura es algo más, es un hecho deplorable producido por el hombre, la víctima está sometida a un estructurado proceso de destrucción donde se ataca sistemáticamente a todos los factores que lo sostienen en su estar en el mundo. Ataca su estructura física para producir dolor, para mutilarlo o para vejarlo y humillarlo; atacan su estructura psicológica y social en la incomunicación, en el miedo, en la culpa y en la destrucción de su autoestima.

Generalmente el “tratamiento” dura semanas o meses y hasta años, donde hay una sistemática y continua amenaza, por este mismo miedo las personas tienden a rechazar a la víctima o sobreviviente, a aislarlo, a marginarlo. Éste sufre una situación de Stress constante, que le produce un desgaste psíquico y físico, que a través del tiempo generan mecanismos psicológicos de defensa  que en un principio aparece como síntomas aislados pero que  a la larga ya dejan de ser síntomas, y se constituyen en parte de la conducta del individuo aún desaparecida la causa.

El individuo posee sin embargo, una gran fortaleza, una capacidad de lucha contra la adversidad y una adaptación admirable, esta capacidad de resiliencia permite adaptarse. a las situaciones más difíciles, soporta los dolores más atroces y busca desesperadamente relacionarse con quien sea, inclusive con el mismo torturador, porque éste aunque cruel, constituye e ese momento una persona significativa que asocia a su experiencia primaria, buscando de esta manera un poco de sosiego (Síndrome de Estocolmo)

Los cambios constantes de los lugares de reclusión y de torturadores, apunta a agotar su capacidad de adaptación y favorecer el Stress que siempre aumenta ante lo nuevo.

El estado de alerta que esta situación genera, el miedo constante, impide o dificulta de por sí el sueño, pero, si por agotamiento logra dormir, los guardias se encargan de impedirlo violentamente. La falta de sueño reparador consume energías físicas psíquicas. La falta de sueño enloquece.

La víctima de la tortura ha sido marcada lenta y sistemáticamente en todos sus puntos vulnerables, y es posible que no tenga referentes históricos de esta situación  que le permite asociar o relacionar, salvo la situación de desvalidez o indefensión relacionada a su niñez o   experiencia primaria ya expresada.

Muchos cuadros psicopatológicos aparecen en esta situación que merecen un estudio más profundo porque escapan de las concepciones de la psicopatología y la nosología psiquiátrica. Aunque la sintomatología aparezca como similar a otros cuadros, la comprensión global de este cuadro clínico se oscurece, y es por ello que no siempre responden a tratamientos psicofarmacológicos y psicoterapéuticos clásicos.

La persona que por motivos políticos, o por ayudar a disidentes, son privados  de su libertad en forma demostrativamente violenta y aparatosa, entran sistemáticamente al proceso de la tortura ya descrito, y al recuperar su libertad a veces se sume en un estado de pánico; paradojalmente, se sentía más seguro dentro del “infierno”. Ha aprendido a manejarse bien o mal en la situación de peligro. Ya afuera, en situación de relativa tranquilidad, donde el peligro es aparentemente relativo, aparecen sus fantasmas y su vida se hace un infierno, porque en la prisión, el peligro era real, ahora que ya no hay peligro, no tiene recursos para enfrentar a sus citados fantasmas[4]

Cuando la víctima recupera la libertad, existe temor, desconfianza en el entorno social, sus propios familiares, sus amigos, etc. lo rechazan, lo evaden, generando en él un aislamiento; a esta situación lo llamamos el síndrome del “leproso”. Su cuerpo está cansado, sin dolor ya, pero ese dolor está inscripto en su cuerpo; todo su proyecto de vida se vio de pronto borrado, ya no tiene proyectos, porque su presente es confuso, está tan cargado de su pasado que no le permite pensar; su autoestima está resquebrajada. Es una situación depresiva reactiva  a su realidad.

Torturado – angustias, intentos de solución

Dos semanas después del golpe de estado del 2 – 3 de febrero de 1.989, en el Paraguay, los ex torturados espontáneamente nos reunimos para constituir una entidad de Defensa de los Derechos Humanos llamada “Asamblea por el Derecho a la Vida” (ADAVI). En esa primera reunión, de casi 40 personas, ocurrió algo que yo he anotado como “terapéutico” sin haberlo planificado.

El reencuentro fue muy emotivo. Allí estaban varios pacientes míos que ni en situación de terapia grupal, ni en sesión individual habían querido hablar de su experiencia dolorosa en las salas de tortura. Sin embargo, espontáneamente casi todos fueron contando su drama, casi como si lo estuvieran volviendo a experimentar, creándose un clima especial que favorecía esta situación de catarsis, y ésto lo consideré un momento terapéutico, no solo por la situación catártica en sí misma, sino por la solidaridad y la contención de la angustia que era producida por ese re-sentir y re-vivir, contenida por mucho tiempo, sin tener espacio seguro ni oídos calificad! para escuchar.

El torturado necesita reatar sus despojos, rearmar su personalidad, encontrarse  con un otro que lo acepta, que lo aprecia y lo valora, inclusive por lo que ha hecho.  El torturado requiere algo más que psicofármacos, requiere un reencuentro consigo  mismo y con los demás.

El encuentro siniestro

Este trabajo, un tanto desordenado y desprolijo, constituye el  contexto y el marco referencial de lo que deseo plantear:

Voy a detener la película, en la situación del dramático encuentro del  torturador con su víctima, encuentro dramático entre el poder total, encarnado por el torturador frente a la impotencia total, corporizada por la víctima.

La persona que va a ser torturada está totalmente inmovilizada, totalmente indefensa, no puede huir ni defenderse, solo puede gritar, si no lo amordazan, solo puede pensar aceleradamente, buscando salida a esa situación angustiosa, pero el flujo de pensamientos simultáneos se agolpan, lo confunden, entra en pánico y aquí la ideación es imposible, el Stress es máximo.

El cirujano ante un paciente a ser sometido a una intervención quirúrgica también tiene un poder absoluto, de vida o muerte sobre alguien que está totalmente indefenso; el cirujano cuida a su paciente para que no sufra, por eso lo anestesia, el paciente confía en él y se entrega tranquilo. El cirujano cuida de producir el mínimo de trauma quirúrgico y cuida que su paciente sufra el mínimo de stress; de esta relación, surge un afecto, un reconocimiento de gratitud.

El torturador frente a su víctima, cuida que ésta, se halle siempre lúcida, yveces lo drogan con anfetaminas para potenciar su vigilia y para que libere mas energías. El torturador cuida que su trabajo sea preciso, meticuloso, de tal forma que pueda producir el máximo dolor, dejando el mínimo de huellas. El torturador se esmera para que la víctima alcance su máximo stress, momento éste de consumación del miedo y de todo el ritual preparatorio para el acto.

Cuando llega a una situación extrema, como por ejemplo, en la inmersión en aguas pútridas[5], con orinas, excrementos y vómitos de otros que lo precedieron en la misma experien­cia, se vivencia una situación particular. La tortura por inmersión en la pileta es uno de los tormentos más atroces, es una situación límite, es una confrontación con la muerte misma, muerte que a veces uno mismo busca como salvación o evasión, pero que rara vez la encuentra.

Inmovilizada la víctima de pies y manos, se la arroja boca arriba a una pileta, de esas de baños antiguas. Un especialista, el torturador, se ubica cabalgando sobre el vientre de su presa, y tomándole del cabello lo sumerge, la víctima aguanta unos minutos, lucha y forcejea; su cuerpo todo intenta zafarse, otro colaborador inmoviliza sus piernas que cuelgan del borde anterior de la pileta, la víctima sigue luchando, deglute agua podrida.

La lucidez de la victima está exaltada, por la gran descarga de adrenalina; cuando el torturador advierte por algún signo, tal vez cianosis, merced a su entrena­miento refinado y exquisito, hace emerger al castigado a fin de permitirle algunas bocanadas de aire, desarrollándose a continuación, actos casi estereotipados de reanimación, como golpearle con sus puños en el vientre para producir vómitos del agua deglutida, la víctima en ese esfuerzo por rescatar un poco de aire, en un esfuerzo supremo, vomita, micciona y defeca. Aprovechando este estado de confusión procede a un interrogatorio para obtener información o lo presiona para firmar una declaración que lo compromete a él o a otras personas, dado que la víctima ya no puede manejar su auto control psíquico. Esta situación es repetida muchas veces produciendo un progresivo deterioro manifestado la extrema abyección física, el agotamiento psicológico y mues­tras de claudicaciones fisiológicas.

Se llega así al clímax de la sesión de tortura en el que se presenta un cuadro de desahucio mental, moral y religioso. Esto marca, al mismo tiempo el límite de su capacidad,  la desintegración de la personalidad está en peligro. Llega un momento en que la víctima se da cuenta, porque sigue lúcida, aunque totalmente exhausta que ya no puede luchar, se desgarran sus músculos abdominales, y ya sin aliento busca la muerte intentando ahogarse, respirando bajo el agua y como esto no consigue, se desespera, clama interiormente por Dios, si es que cree y si no cree también; se siente de repente como un niñito aban­donado por todos; clama por su madre; pero ni Dios ni su madre aparecen para salvarlo del atroz sufrimiento; abre los ojos y solo tiene ante sí al único hombre que puede salvarlo, ese torturador que le está matando; no le queda otra alternativa, debe confiar en él y confía…, confianza que en ese momento siente, y por lo dramático y lo intenso, queda marcada como una impronta y lo asocia a su experiencia primaria en una regresión profunda.

El torturado que carece de ese tejido social ya expresado, o no es militante de movimientos políticos, establece con su victimario una alianza perversa, destruyendo poco a poco sus ideales personales y a veces hasta los políticos que había construido en su historia, ha sido vencido. Al sujeto, como lo expresa Roustang, lo vence la tortura, su propio cuerpo se convierte en un objeto horripilante para él y el mundo ideal que se había forjado, se ha ido desvaneciendo de a poco y paradójica­mente, se dispone pese a su voluntad, a aceptar esta confianza de salvación.

Aquellos torturados, que como decíamos antes tienen inscripto un tejido social significativo, a más de sus principios políticos, logran a veces , entrar en un  nivel que tiene el sentido de un  refugio y que se manifiesta por una desconexión de la situación de la extrema angustia que está viviendo;  de repente, se desconecta, sin proponérselo, ya no siente nada, ya no sufre, su cuerpo se relaja totalmente, ya no pelea por su vida, ni siquiera traga agua; la víctima aún estando lúcida se distancia disociándose, su cuerpo sigue sumergido, pero él está en otra parte; está sumergido en un mundo cálido lleno de vivencias fantásticas, se refugia en esas relaciones humanas que pueblan su mundo interno, verdaderas alucinaciones de defensas. Sigue estando lúcido, solo siente que le sacan, siente que le pegan en el vientre, siente que vomita, siente que le hacen preguntas, pero las siente lejanas, como si no fueran dirigidas a él. Ahí dan por terminada la sesión y allí le abandonan. Hay siempre un médico policía a mano por cualquier emergencia, un médico, también él,  torturador que está allí por si fallan… porque ellos no quieren matar, solo destruir su personalidad. Aquí termina la sesión.

Esta situación denuncia el fracaso del torturador, denuncia el punto límite que el sistema de violencia desconoce y revela el fracaso de la omnipotencia que todo sis­tema totalitario contiene. Los ideales humanos sólidos, el corpus social válido, los ideales políticos, significativos de los sujetos sociales, se constituyen en elementos de afrontamiento, frente a las ideologías autoritarias que desde la clínica puedo rescatar.

Terminada la sesión, la víctima se queda sola, en un rincón, temblorosa, de repente estalla en llanto o más bien emite un grito como el niño al nacer, un llanto incontenible, impulsivo, reentrando de esta manera en la dura realidad. Aparecen de nuevo los torturadores, trayéndole una cobija, una taza de café, con una sonrisa “bondadosa”. Ese que fue su torturador, ahora lo está cuidando, la víctima se confun­de.

Síndrome de Estocolmo

Hasta aquí he querido describir los niveles del proceso de la tortura, y quiero ahora focalizar la atención en el segundo nivel, por constituirse en un fenómeno inquietante, no siempre entendido ni aceptado y que es negada sistemáticamente por las personas torturadas, pero desde afuera, cualquiera se da cuenta que cuando éstas relatan sus experiencias, en relación al torturador, aparece es cierto, odio, rencor, rabia y también, al mismo tiempo, aparece solapadamente lo siniestro, una encubierta protección al tor­turador, un intento de justificar lo injustificable.

Será que éste extraño vínculo, tan intensamente dramático, evoca otro vínculo tan primitivo que logra confundirlo?

                                Gracias

La tortura di collegamento sinistro

Dr. Carlos Alberto Arestivo (Asunción – Paraguay 1991)

I concetti che vengono emessi in questo lavoro si svolgono basati sulla mia esperienza nelle sessioni di tortura nel reparto delle Indagini della Polizia della Capitale, dopo aver ascoltato le storie delle vittime della tortura, in un ufficio improvvisato nella stessa prigione da “Emboscada”, dove sono stato arrestato per tre mesi nel 1978 e richieste di informazioni bibliografiche riguardo alle esperienze di l’Argentina, Cile, Uruguay e Grecia. 

Esperienze simili per molti aspetti psicologici sono coincidenti,  altri tuttavia sono differenti, forse per le variabili individuali di ogni persona: per sua storia, per la sua capacità biologica, psicologica, ideali politici o sociali, aspettative, credenze religiose, ecc.

LA TORTURA

La tortura è un atto crudele e disumano, prodotto da una o più persone (torturatori), funzionari di governo, che si trovano in posizione di potere assoluto della vita e della morte, su un’altra persona che è sotto totale inerme, impotente o impedimento a fuggire o difesa, con la sola capacità di sopportare, sopportare sofferenze, attraente per la sua resistenza e psichica.

Tortura mira a produrre tormento, tutti i tipi di dolore e sofferenza; vessazioni e umiliazioni e fondamentalmente paura; attaccando da questo modo, sistematico e massicciamente tutti gli aspetti vulnerabili di essere umano per rompere le loro difese e distruggere il suo mondo psichico, il suo mondo interiore, dove ha costruito le loro idee, loro concetti, le loro credenze, i loro progetti di vita ecc.

In effetti, il suo obiettivo, nei prigionieri politici o di coscienza,  avviare una confessione e sopra tutte le cose, lo smantellamento della sua personalità e allo stesso tempo, indica un effetto psicosociale, lo shock per quando un membro di un determinato gruppo sociale viene arrestato e torturato. Il clima di paura e terrore che viene generata, si espande come onde, mantenendo per il popolazione in uno stato di tensione permanente, di paura collettiva, generando così la diffidenza e l’isolamento dalla famiglia e gruppi sociali. La salute mentale della popolazione è sottile e viene generato un malessere generale.

SUB CULTURA DELLA PAURA

A differenza dei governi dittatoriali di Argentina, Cile, Uruguay e Brasile, la sottocultura della paura il popolo paraguayano ha sopportato decenni di governo repressivo, che è stato caratterizzato dallo stabilimento del terrore diffuso e crudeltà contro i suoi avversari.

Quando si legge l’opera di F. Roustang “Liberty link” ([1]) che descrive il Narciso assoluto della psicologia delle masse, sembra che sia che descrive il profilo del generale Stroessner, affermando tra l’altro, che questo carattere, “… fatto tutto quello che volevano, possedeva tutti i poteri, tutte le donne che hanno desiderato, tutti i soggetti; “Inoltre, il suo potere discrezionale di vita e di morte era qualcosa come la realizzazione della sua onnipotenza”. Mantiene dicendo Roustang, refiriendose per l’opera di Elias Canetti in massa e potenza, “… questo Narciso, minacciato dimorte da coloro la cui vita ha, diventa una sorta di sopravvissuto: riesce a rimanere al potere, ma dovrebbe “coesistere” con l’incessante di aver paura ucciso ‘. “… ad ” tempo bene, l’unico modo per impedire tale timore sta uccidendo, a tutti i soggetti , dal momento che tutti e ciascuno di loro sono loro potenziali assassini. “Narciso solo di essere se stesso non può aiutare ma odio tutti gli altri, paura, diffidare di loro, auguriamo loro i mali peggiori, in altre parole già è diventato paranoico ‘.

La logica di creazione di un clima di paura, attraverso persecuzioni, rilascio nes, tortura, esilio o la stessa morte e sparizioni, è cercare la distruzione dell’intera rete sociale che ha intessuto con la fiducia e la solidarietà tra i popoli.

LA STRATEGIA

Questa situazione ha creato Stroessner come una strategia per sostenere la potenza, a partire da debug primo esercito cattura e sparare i capi militari senior, che ancora erano coloro che hanno collaborato nel colpo di stato, seguita quindi il debug del partito colorado, che aveva aderito, perseguito e lo ha distrutto in maniera sistematica tutto quello che oppone, creando inoltre un’operazione che dovrebbe presentare all’opinione internazionale , una facciata di democrazia e legittimità al suo governo, per fare questo, prima di tutto, sospese le garanzie costituzionali su base permanente (stato d’assedio), ha create una spaccatura nel principale partito di opposizione (liberale) e con i privilegi necessari, faceva parte di quel partito, un Parlamento con “democraticatico”. Più tardi e con la promessa di democratizzare il paese, sedurre gli altri gli avversari del partito di redigere una nuova costituzione che ha permesso di dittatore apetuarse in potenza e autorevolmente, gestito dalla presenza in esso delle leggi repressive (legge 209) che legalizzare gli abusi dei diritti umani.

Questi oltraggi alla dignità umana sono stati dati per un sistema in cui alcuni, che ha mostrato il potere, introiezione di totale impunità, corredivieto, inseguito, catturato, portato alla luce o ucciso. Questa impunità ha permesso loro di inoltre, alienare beni dello stato per il suo arricchimento personale.

La risposta a questa situazione è stata caratterizzata da una paura collettiva, la paura che ha rallentato o paralizzato l’espressione di idee, pensieri o critiche potrebbe essere in discenso con gli atti del governo, e di conseguenza, essere stavano creando in persone, meccanismi di parabordi, adattamento a questa situazione di disagio diffusa, naturalmente, che qui stiamo esprimendo quello che è successo a livello di massa, senza riguardo per questo lavoro, le diverse manifestazioni contro del governo che diversi gruppi hanno tentato, in tempi diversi e che sono stati orribilmente massacrati-.

Molti poco a poco persone erano accettare la situazione, nel processo di adattamento, con espressioni di diffusa diffidenza. Era diffidente del parente, amico o vicino della la paura per la denuncia. La maggioranza dei genitori proibito loro parlare di bambini e molto meno immischiarsi nella politica, né in qualsiasi movimento sociale. I diritti umani sono stati considerati come un discorso sovversivo, era più sicuro di non pensare, per non parlare di.

Questa sottocultura della paura ha creato fenomeni di polarizzazione nella Comunità: chi ti ha inviato, le loro famiglie e le persone care, sono stati costituiti in quanto si apadrinaban e autorevolmente, operando con arroganza, fra loro erano i politici e soldati che ciecamente presentato al tiranno, erano coloro che è diventato ricco sussumere e sottoponendo l’altro, questi erano esenti dai rigori della legge, con notevoli vantaggi, disprezzando che non erano membri del suo gruppo, e a altra estremità, erano dissidenti, espliciti che attendevano le repressioni già espresse; e quelli indifferenti che in realtà sono adattati a tale situazione.

Tutto questo determinato la perdita dei valori morali nel nostro paese, creato paura sociale e ha impedito la creazione di alleanze e legami sociali che fanno parte il personale di sicurezza, generare sfiducia, isolamento, psicologico auto-censura, fattori che che fanno a pezzi singoli sono molto sociale, anche fu costretto a rinunciare al proprio pensiero, che allo stesso tempo rende l’elaborazione di un proprio discorso politico, lasciando che i dirigenti spuri decidono per lui. Durante questo processo, rimane un uomo residua e meschino; una persona irresponsabile, che non può sostenere in modo responsabile le conseguenze dei suoi principi, nel suo discorso, la sua parola. Il corpus sociale si ammala.

Questo modello di autoritarismo, di arroganza, di mancanza di rispetto per la persona, di prevendarismo, di corruzione, questa cultura della corruzione, che si basa sull’impunità è osservata nel comportamento quotidiano del persone in diversi settori del suo lavoro: la famiglia, lavoro, scuola, ecc ancora dopo 20 anni della caduta del tiranno. Queste modifiche quasi impercettibili nella conduzione del nostro popolo sono un effetto della cultura della paura.

Il ruolo del torturatore

La tortura si trova in questo contesto, come un utile strumento per sostenere un repressivo, governo e quindi fanno parte di un piano, una strategia per governare, che cessa di essere un fenomeno contingente.

La tortura è un processo che richiede risorse umane scientificamente preparato, addestrato, efficiente e appropriato. Per questo motivo il ruolo dei torturatori richiede formazione.

Il torturatore è una selezionata proposta di persona o auto nel senso che mentre si connota capacità di aggressività, scopre di essere tuttavia qualcuno comune e ordinario, mediocre, nel senso, come alcuni autori, che non è riuscita o non è stato grandi scopi nella vita, e che attraverso questo “lavoro” cerca di essere oggetto di positacion libidinal di leader o più comandi, ottenendo così una vita agiata e privilegi; e come bene, un cosiddetto Trionfo di egoista intenzioni circa il “oggetto ” ” sociale”.

Il torturatore può essere considerato dalla comunità come un buon padre (come è accaduto in Paraguay, uno del famoso torturatori riconosciuto per la sua crudeltà, ha tenuto prima del suo arresto, la carica di prePat dei genitori Comitato di una scuola religiosa).

Il Tormentatore non è un malato mentale (sadico o psicopatico), anche se tratti rilevabili nella sua personalità; è un soggetto che è aggressivo, intollerante, incapace di pensare, incapaci di sentire, in grado di accettare i declini, tutti vogliamo ha risolto con la violenza, senza che ciò sia un malato mentale, che ha deciso di usare consapevolmente questi “attributi” come un ruolo, funzione o una posizione redditizia.

Da questi tratti della sua personalità, il torturatore è stato addestrato e qualificato per il loro ruolo delicato, qui in Paraguay con esperti americani portato a effetto. In alcuni paesi (USA, Grecia) ci sono scuole per torturatori o esperti di tecnologia inviati dolore. [2]

I torturatori di formazione è costituito da una serie di situazioni interessante indirizzo. Alcuni autori americani hanno indagato sulla tortura in Grecia e hanno descritto le condizioni e situazioni che sono tenuti ad essere istituito in torturatore: deve essere trovato in una situazione di totale obbedienza (come la milizia o la polizia) e subire punizioni dure se essi non si adattava gli ordini dei suoi superiori, sofferenza e umiliazione hanno sofferto nella loro preparazione di avere interiorizzato la lezione. Un altro aspetto della sua formazione è quello di ottenere che il carnefice non sentirsi in colpa e non essere sensibili a questo commercio talmente terrificante da generare. Per questo sarà convincere lui e convinto che sta proteggendo la comunità di un essere miaserable, chi vuole distruggere il sistema; il nemico è visto come un non essere umano, un mostro o un animale che non merita compassione.

Anche se non è un sadico, il torturatore si sente una gioia molto speciale non solo dalla sofferenza della vittima, ma di onnipotenza che fa la vittima a sentire, sapere che è temuto e produttore di paura, essere soggetti alla morte, come un essere divinizzato – consumatore che si sente soddisfatto l’espropriazione e la preda.

Un altro elemento che aiuta il ruolo del torturatore è grande impunità che godere, permettendo a sua volta sentire invulnerabile, sopra la legge e i diritti degli altri.

Il torturatore è un esperto nella produzione di dolore, conosce i più sensibili e vulnerabili, zone del corpo, sapere da dove può andare, conosce il limite… anche se a volte anche lui sbaglia e la vittima muore.

Tortura, eziologia di un quadro clinico

Dolore ammorbidisce la persona, l’iper-sensibilizzato, rende apprensivo e radicalmente timorosi, si altera. L’umiliazione, maltrattamenti, la vejamenes, minare la loro autostima e spesso l’odio e il disprezzo per se stesso. Minacce di tortura, persecuzione e morte dei membri della famiglia e gli amici generano sentimenti di colpa insopportabile. La detenzione in isolamento, come pure la paura, provoca ansia, angoscia ed è così disperata che a volte può decostruire la personalità. Stress che genera causato dal dolore fisico, dalla paura, dalla stanchezza, mancanza di sonno, consuma i suoi meccanismi di difese normali che agiscono come un buffer esaurirle e poi appare lo stress patologico, che denota l’inizio della desstructuracion della sua personalità.

La vittima, secondo loro storia personale, può ottenere fuori quel problemi di connessione con le esperienze che evocano le relazioni umane valide interiorizzato, che compongono il suo “corpo sociale” costituisceandando in questo modo una “allucinazione” risparmio, fenomeno clinico che è stato con ceptualizado di F. Roustang ed esperto sul processo cruciale della mia tortura. [3]

Un’altra via d’uscita da questa situazione si verifica in individui che nel loro storie di sono riusciti a interiorizzare queste relazioni significative (Corpus sociale), ma che hanno privilegiato il loro discorso ideologico, è stato interiorizzato prioritàmente, quindi, manca quell’esperienza umana. Questo individuale non riesce a connettersi con i suoi personaggi umani e riesce solo a distruggere i propri ideali, inamministrato nel gioco del boia, in questo caso raggiunto i suoi obiettivi, un’alleanza perversa.

Il fenomeno di allucinatoria o delirante è definito come Stress post traumatico, dovrebbe essere considerata come un quadro psicopatologico sui generis. Post-traumatico da stress, è prodotto, nella maggioranza dei casi, di catastrofi o di fenomeni naturali, o situazioni di guerra, solitamente, il trauma appare all’improvviso, solitamente non lunga durata e la persona non viene ostacolata per fuggire, o difendersi, non c’è nessun confinamento, non ci sono nessun intensostituiscono, non c’è nessuna umiliazione o molestie, cosa c’è di più, c’è tendenza alla solidarietà persone. La tortura è qualcos’altro, è un fatto deplorevole prodotto dalla l’uomo, la vittima è sottoposto ad un processo strutturato di distruzione dove è attaccando sistematicamente tutti i fattori tenendolo nel vostro essere sul munfare. Attacca la struttura fisica per produrre dolore, a mutilare lui o per prenderlo e umiliarlo; attaccano la loro struttura psicologica e sociale in detenzione in isolamento, nella paura, nel senso di colpa e la distruzione di autostima.

“Trattamento” di solito dura settimane o mesi e anche anni, dove c’ sono una minaccia sistematica e continua, da questo stessi paura persone tendono a rifiutare la vittima o il superstite, per isolarlo, per emarginare esso. Questo subisce uno Stress situazione consistonovoi, che produrrà un’usura fisica e psichica che nel tempo generare meccanismi psicologici di difesa che inizialmente appare come sintomi isolati, ma alla fine hanno già sono non i sintomi e sono parzialmente di condotta dall’individuo manca ancora la causa.

L’individuo possiede, tuttavia, una grande fortezza, una capacità di lotta contro le avversità e un adattamento ammirevole, questa capacità di resilienza consente di adattarsi. per situazioni più difficile, supporta i più atroci dolori e cerca disperatamente di relazionarsi con chiunque, anche con il torturatore stesso, perché questo è anche se crudele, e poi una persona significativa a quella connessa con la sua esperienza primaria, alla ricerca difare in questo modo un po’ più tranquillo (sindrome di Stoccolma)

I continui cambiamenti di luoghi di detenzione e di torturatori, mira ad esaurire la sua capacità di adattarsi e di promuovere lo sforzo che aumenta sempre di nuovo.

Lo stato dell’avviso generato da questa situazione, la paura costante, impedisce o ostacola di il sonno, ma se si riesce a dormire esaurimento, le guardie sono responsabili della prevenzione e violentemente. La mancanza di sonno riposante consumano energia fisica psichico. Mancanza di sonno impazzisce.

La vittima di tortura è stata contrassegnata in modo lento e sistematicamente in tutte le sue vulnerabilità e non può avere riferimenti di questa situazione che consente di associare o interagire, tranne la posizione di estemporanee o impotenza legate alla loro infanzia o già espresso primaria esperienza.

Molte immagini psicopatologici appaiono in questa situazione che meritano un esaminare ulteriormente perché fuggono concetti di psicopatologia e nosologia psichiatrica. Anche se i sintomi compaiono più simili ad altre Immagini, comprensione globale di questo quadro clinico si scurisce e non è quindi sempre rispondono ai classici trattamenti psicofarmacologici e psicoterapeutici.

La persona che per motivi politici o per aiutare i dissidenti, sono private della loro libertà in dimostrativamente violentemente e ingombrante, vanno in sistematiche mente al processo già descritto, tortura e per riconquistare la propria libertà a volte si unisce paradossalmente, sembrava più sicuro all’interno di “diavolo” in uno stato di panico;. Ha imparato a gestire bene o male in pericolo. Già all’esterno, in situazione di relativa tranquillità, dove il pericolo è apparente relativa, sono loro i fantasmi e la sua vita diventa un inferno, perché nella prigione, il pericolo era reale, ora che non c’è nessun pericolo, egli non ha risorse per affrontare suo suddetti fantasmi[4]

Quando la vittima riacquista la libertà, c’è paura, sfiducia nell’ambiente sociale, la propria famiglia, i loro amici lo rifiutano, eludere, generando in l’isolamento; questa situazione, noi lo chiamiamo la sindrome “lebbroso”. Il tuo corpo già stanco, senza dolore, ma che il dolore è il suo corpo; tutto il tuo progetto vita fu subito chiaro, non ha nessun progetto, perché loro presente è poco chiaro, è così piena del suo passato che non permette di pensare; la loro autostima è incrinato. È una situazione depressiva reattiva alla sua realtà.

Torturato – angustias, tentativi di soluzione

Due settimane dopo il colpo di stato del 2-3 febbraio 1989, nelle Paraguay, torturato spontaneamente riuniti a formare un’entità di difesa dei diritti umani, chiamato “Assemblea per il diritto alla vita ” (ADAVI). A quel primo incontro, quasi 40 persone, è successo qualcosa che io ho annotato come “terapeutico” senza progettanda.

La riunione è stata molto emotiva. Ci sono stati diversi dei miei pazienti o in situazione di terapia di gruppo, o in singole sessioni aveva voluto parlare della loro esperienza dolorosa nelle sale di tortura. Tuttavia, un clima speciale che ha favorito questa situazione di catarsi ed esto spontaneamente quasi tutti contavano il loro dramma, quasi come se stavano tornando per sperimentare, creare il considerato un momento terapeutico, non solo a causa della situazione catartica, ma con la solidarietà e il contenimento dell’angoscia che è stato prodotto dal re-sentir e re – live contenuti a lungo, senza sicuro calificad spazio e orecchie! ascoltare.

La necessità torturata ricollegamento dei suoi resti, reimpostare la tua personalità, essere con un altro che lo accetta, apprezzarlo e valore, anche per quello che hanno fatto. i torturati richiede più di farmaci psichiatrici, richiede un incontro con se stessa e con gli altri.

La riunione di sinistra

Questo lavoro, un po ‘ disordinato e sciatto, è il contesto e il cornice di riferimento di quello che voglio chiedere:

andando a fermare il film, nella situazione della riunione drammatica del torturatore con la sua vittima, trovare drammatico tra la potenza totale, incarnata dal torturatore contro l’impotenza totale, corporizada dalla vittima.

La persona che sta per essere torturato è completamente congelata, totalmente impotente, non può fuggire o difendere se stessi, puoi solo urlare, se essi non gag esso, può solo pensare rapidamente , alla ricerca di uscita a questa situazione angosciante, ma il flusso di pensieri simultanea si riuniscono, che confondono, entra nel panico e qui l’ideazione è impossibile, la Lo sforzo è massimo.

Il chirurgo prima di un paziente di sottoporsi a un intervento chirurgico ha anche un potere assoluto di vita e di morte su qualcuno che è totalmente impotente; chirurgo si preoccupa il suo paziente così lui non soffre, perché l’anestesia si, il paziente si fida di lui e si arrende tranquillo. Il chirurgo si occupa di produrre il minimo del trauma chirurgico e cura al suo paziente soffrire il minimo sforzo; questo relazione, nasce un affetto, riconoscimento di gratitudine.

Il torturatore alla sua vittima, avendo cura che questo sia sempre lucido, edrogato con anfetamine per migliorare la loro veglia e quindi rilasciare più volte energia. Il torturatore si prende cura che il suo lavoro è preciso, meticoloso, così che può produrre dolore massimo, lasciando il minimo di tracce. Il torturatore si sta adoperando affinché la vittima raggiunge la sua massima sollecitazione, momento di consumazione della paura e rituale tutti i preparatori per l’atto.

Quando si raggiunge una situazione estrema, come per esempio, nell’immersione in acque di putridas[5], con urina, escrementi e vomito di altri che hanno preceduto nella stessa espe cia, sperimenterà una situazione particolare. Tortura di immersione in piscina è uno dei più atroci tormenti, è una situazione estrema, è un confronto con la stessa morte che a volte auto cerca come salvezza o evasione, ma che raramente si trovano.

Di Immobilized vittima mani e piedi, è ributtato alla piscina, di quei bagni antichi. Uno specialista, il torturatore, sta guidando su la pancia della loro preda e prendendolo per i capelli e si tuffa, alcuni sostengono la vittima minuti, combattimenti e lotte; il tuo corpo cerca di staccarsi, un altro collaboratore immobilizza le gambe penzoloni dal bordo della piscina, la vittima continua a lottare, inghiottire acqua marcio.

La lucidità della vittima è esaltata, il grande Scarica di adrenalina; mento quando il torturatore avverte qualsiasi segno, forse cianosi, grazie ai suoi treniraffinata e squisita emergere la punita per consentire alcuni soffi d’aria, quindi agisce quasi stereotipata della rianimazione e ha colpito lui con i loro pugni nel grembo materno per causare vomito di per sviluppare acqua inghiottito, la vittima in questo sforzo per salvare un po’ aria , in uno sforzo supremo, vomita, micciona e defeca. Approfittando di questo stato di confusione viene a interrogatorio per informazioni o fare clic per firmare una dichiarazione che la impegna a lui o ad altre persone, dato che la vittima non può gestire il tuo autocontrollo psichico. Questa situazione si ripete molte volte, producendo un deterioramento progressivo manifestato estrema abiezione fisica, esaurimento psicologico e muesdopo di rinuncia fisiologico.

Così raggiungerà il culmine della sessione di tortura che in cui si verifica un’immagine di sfratto mentale, morale e religioso. Mentre questo segna il limite della sua capacità, la disintegrazione della personalità è in pericolo. Arriva un momento in cui la vittima si rende conto, perché ancora lucido, anche se completamente esaurito, che già non puoi combattere, è che strappare loro muscoli addominali e già senza fiato cerca la morte cercando di annegamento, respirare sott’acqua e come non riesce, è disperato, gridando interiormente da Dio, se credi e se non credi troppo; si sente improvvisamente come un ragazzino abandonato da tutti; grida per sua madre; ma né Dio né sua madre appaiono per salvarlo dalla sofferenza atroce; Apri gli occhi e appena prima di esso l’unico uomo che può salvare lui, questo torturatore che ti sta uccidendo; è non un’altra alternativa, dovrebbe fidarsi di lui e trust, trust che si sente attualmente e dal drammatico e intenso, è contrassegnato come un’impronta e lo associa con la vostra esperienza primaria in profondo declino.

E l torturato che manca di questo tessuto sociale già espresso, o non è militante dei movimenti politici, imposta con il tuo autore un’alleanza perversa, lentamente distruggendo il vostro ideali personali e talvolta anche i politici che aveva costruito nella sua storia, è stato sconfitto. Il soggetto, come esprime Roustang, scade la tortura, il suo corpo si trasforma in un oggetto raccapricciante per esso e il mondo ideale che aveva forgiato, è stato progressivamente calante e paradossalemente, è disponibile nonostante la sua volontà di accettare questa fiducia di salvezza.

Quelli torturati, che come accennato prima hanno registrato un tessuto sociale significativo, più di loro principi politici, a volte possono entrare un livello che ha il senso di un rifugio e si manifesta con una disconnessione dalla situazione di estrema angoscia che è vivente; è improvvisamente disconnesso, senza cercare, e non sento niente e non soffre, il tuo corpo si rilassa completamente e non lotta per la sua vita, non anche ingoiare acqua; la vittima ancora lucida è la distanza che lo separa, il tuo corpo è ancora sommerso, ma è in un’altra parte; è immerso in un mondo caldo pieno di fantastiche esperienze, egli nasconde in questi rapporti umani che popolano il tuo mondo interiore, allucinazioni vere delle difese. Rimane lucida, appena sentono che lo prendono, si sente che si attaccano in pancia, sentire che vomita, sentire che essi vi faranno domande, ma si sente distante, come se non sono stati affrontati ad esso. Ci dan ha terminato la sessione e ci a lasciarlo. C’è sempre una mano di polizia medica per qualsiasi emergenza, un medico, anche lui torturatore che c’è se riescono… perché non vogliono uccidere, solo per distruggere la sua personalità. Qui termina la sessione.

Questa situazione condanna il fallimento del torturatore, denuncia il punto che il sistema della violenza è sconosciuto e rivela il fallimento di onnipotenza che contiene tutto il sistema totalitario. L’ideale umano solido, valido corpus sociale, gli ideali politici, significativi di soggetti sociali, sono elementi di coping, contro le ideologie autoritarie, che ho salvato dalla clinica.

Terminato la sessione, la vittima è lasciato da soli in un angolo, tremante, di improvvisamente scoppia in lacrime o piuttosto emesse un grido come il bambino alla nascita, un grido reentrando infuria, impulsivo, in questo modo nella dura realtà. Essi appaiono nuovi torturatori, di portare una coperta, una tazza di caffè con un sorriso “gentilmente”. Quello era il suo carnefice, ora è la visione, la vittima è confusa.

Sindrome di Stoccolma

Qui ho voluto descrivere i livelli del processo di tortura, e voglio ora concentrare attenzione al secondo livello, diventando un fenomeno inquietante, non sempre capito o accettato, che sistematicamente negato dal popolo torturato, ma dall’esterno, qualcuno si rende conto che quando questi si riferiscono le loro esperienze, in relazione il torturatore, appare è true, l’odio, risentimento, rabbia e anche, allo stesso tempo, visualizzate sovrapposte il sinistro, una protezione dissimulata al torturador, un tentativo di giustificare l’ingiustificabile.

Sarà questo strano collegamento, così intensamente drammatico, evoca un altro link così primitivo che può confondere?

Grazie


[1] F. Roustang ‘ collegamento di libertà”

[2] Scuola delle Americhe

[3] Vedi la testimonianza più successivamente dell’autore di questo lavoro

[4] Un prigioniero politico per più di 18 anni di carcere, con cui ho condiviso tempo trascorso ingegnere imprigionato, professionale e aveva imparato quella che si terrà a essere su misura, aveva sofferto terribile tortura, per anni, secondo il loro racconto, al momento in condividere la prigione, che avevo lasciato tranquillo, lui era buono dal punto di vista psicologico. Due mesi dopo ho già avevo riacquistato la mia libertà, ha riguadagnato la sua; poco dopo sono stato chiamato ad assistervi professionalmente. Trovato in uno stato di panico (traballante, con lo sguardo, senza rompere in qualsiasi momento sua moglie abiti, mormorando, era estremamente docile, e l’insonnia è stato diversi giorni), senza dubbio ha avuto una profonda regressione, al punto dove abbiamo dovuto ammettere che a casa propria con compagni terapeutici e trattamenti psicofarmacologici per compensare lui e inviarlo come rifugiato all’estero.

Analisi dell’esperienza personale dell’autore


F. Roustang ‘VINCULO DE LIBERTAD”

 Escuelas de las Américas

Ver mas adelante testimonio del autor de este trabajo

Un preso político de más de 18 años de prisión, con quien compartí el tiempo que estuve preso, de profesión ingeniero, y que estando recluido había aprendido a ser sastre, había sufrido torturas atroces, por años, según su relato, en el tiempo en que compartimos la cárcel, yo lo habían dejado tranquilo, su estado era bueno desde el punto de vista psíquico. Dos meses después que yo había ya recuperado mi libertad, él recuperó la suya; al poco tiempo me llamaron para asistirlo profesionalmente. Lo encontré en estado de pánico (tembloroso, con la mirada fija, sin desprenderse en ningún instante de los vestidos de su esposa, balbuceando, era sumamente dócil, y el insomnio era de varios días), indudablemente había hecho una regresión profunda, al punto que tuvimos que internarlo en su propio domicilio con acompañantes terapéuticos y tratamientos psicofarmacológicos hasta compensarlo y poder enviarlo como refugiado al exterior.

[5]          Análisis de la experiencia personal del autor

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