Observación:
Este trabajo fue presentado en un evento de la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría y Ágape psicoanalítico, Espacio Cesar Medina, “Psicopatología de un Crimen” de la novela de Ernesto Sábato, Premio Cervantes de literatura.
Se plantean aquí dos problemas para él, uno es encontrarla y otro es cómo abordarla.
Es evidente que esta situación crítica rompe todo su esquema de vida. Indudablemente esta mujer tiene un significado elemental en su existencia, pareciera que la misma ha despertado en él algo que no puede contener, ni puede comprender, una especie de irrupción desde su interior (inconsciente) de ideas, pensamientos, emociones si se quiere irracionales, que él no puede controlarlas y siente una necesidad imperiosa de encontrar a esta mujer, que indudablemente tiene para él un significado existencial vital.
Aquí, a mi criterio se plantean dos cosas, una el artista y otra la mujer que quedó fascinada con la ventanita.
María, como se llamaba la mujer, al observar detenidamente el cuadro, siente que esa ventanita donde ve a una mujer mirando al mar, se ve reflejada, en su imaginación, su propia vida, pensando que el artista lo pintó para ella.
Juan Pablo, El artista, de acuerdo a como se desarrolla la novela, podemos inferir, que es una persona con una estructura de personalidad obsesiva, al parecer normal, inofensiva, por eso podía convivir con la gente de su entorno, teniendo en cuenta que era un gran artista. Pero de pronto entra en crisis y se descontrola conductualmente, sus mecanismos de defensa normales ante esta situación “de peligro existencial” ya no son suficientes para manejar esta contingencia angustiosa, causada por la desaparición de esa mujer, María, que significaba algo vital para su existencia, por ello que su obsesión se vuelve ya patológica, necesita buscarla desesperadamente, dando lugar a la aparición de síntomas en principio propios de una neurosis obsesiva, como esa búsqueda desesperada de María, el sentirse agobiado en cómo la abordaría si la encontraba, luego, ya con ella siente la necesidad de saber muchas cosas y la acosa con los “porqué”, tan obsesionado estaba que le resuenan algunas palabras de la conversación y la saca fuera de contexto y con ella plantea otra frase; su angustia sube de tono y en esa búsqueda afanosa del significado que esa mujer tenía para él, se siente enamorado de ella y anuda su propio vínculo muy particular.
María, en tanto siguiendo a su vez sus propios sentimientos causado por el impacto de ver detenidamente en la ventanita a una mujer que miraba al mar, sintiéndose reflejada, como si el artista hubiera pintado para ella su vida misma, también se enamora anudando a su vez, por su cuenta, ese sentimiento.
Juan Pablo muy apasionado con esta situación, intenta descubrir en ella lo que realmente busca. Pero cuando va descubriendo que la mujer que ama, María, no condice con el criterio de pureza que esperaba encontrar en ella, descubre que tenía un marido y también un amante y a su vez estaba enamorado de él. Este choque entre sus deseos y la realidad, genera una situación crítica a su vez, que despierta un germen paranoico. Esta crisis es tan grande que rompe ya con sus esquemas defensivos y aparecen conductas de desconfianza primero y más adelante ya síntomas paranoicos, esto nos hace pensar que detrás de esa personalidad obsesiva existía ya un germen de psicosis paranoica, que no afloraba pero que se despertó en esta crisis y que aparece en esta situación como verdaderos síntomas paranoicos.
En ese sentido vemos, que en el conflicto aparece que el supuesto amor que ambos sentían se van diferenciando y son dos “nudos” diferentes.
Creemos que ese sentimiento hacia María, tiene para él el significado, a mi criterio, de que ella es una “encarnación” de una parte suya.
El fantasma inconsciente, que se le desprendió al artista al pintar esa ventanita por un lado y la aparición de María por otro, a mi criterio, implica un choque entre la realidad y la fantasía inconsciente lo que significaría que para él María era parte de sí mismo.
El descubrir que María no es pura como él pretendía que fuera, (tenía un marido, tenía amantes), él lo vivía todo como un presente continuo, no diferenciaba los tiempos. Sin embargo, la imagen que se iba conformando de María pasó a ser para él un ser que amaba y odiaba, un ser maligno y por eso había que eliminarla, no por odio a la persona de María sino a la representación de lo que significaba para él; así va pergeñando la idea de matarla. Primero lo expresa a ella, casi con cariño, que debía matarla y luego en su mente aparece cada vez más convincente que debe hacerlo, eso se ve cuando estando solos, él le saca el collar y se observa un temblor en sus manos al acariciar su cuello y luego termina haciendo el amor; la otra escena es cuando están en el acantilado, cuando ella ya se da cuenta que casi la tira al mar.
Previamente, antes de matarla, con un cuchillo grande corta y rasga toda la pintura en cuestión, como un preámbulo del asesinato que iba a cometer. Al final la mata, pero casi con ternura, sin odios, sin violencia cuando le dice con tranquilidad, que debía de matarla. Y no hubo violencia porque no estaba ya angustiado, dado que ya había tomado su decisión.
Esto es lo que pasaba dentro de la mente de Castel, este es mi criterio psicopatológico y si queremos darle un diagnóstico se trataría de una psicosis leve, en una personalidad obsesiva, desencadenada por la crisis que ya señalamos.
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