Diagnóstico el quehacer de la entrevista El diagnóstico de vida

Dr. Carlos Alberto Arestivo

 

El diagnóstico es el resultado de un proceso que se logra a través de la entrevista.

Es importante tener en cuenta el gran aporte del psicoanálisis referente a todo lo que respecta a la psicopatología, a la entrevista, al psicodiagnóstico y al abordaje de la problemática; mencionamos aquí a Sigmund Freud, a Enrique Pichón Riviere, José Bleger y otros.

Es por ello que en la entrevista debe tenerse en cuenta la empatía en la relación que se va estableciendo entre el paciente y el terapeuta psiquiatra o psicólogo.

El diagnóstico se construye a partir de síntomas (lo que el paciente siente) y signos (lo que el terapeuta ve). hay que tener en cuenta también, pero no me voy a referir, acerca del llamado diagnóstico estructural que es estrictamente psicoanalítico, yo voy hacer más énfasis en el diagnostico semiológico y situacional, pues cuando se extiende el diagnostico a situaciones, también se amplían los agentes que pueden participar a ayudar a resolver los dramas en sus tramas, al decir del Lic. Genaro Riera Hunter por ejemplo los colegios las fábricas, en los barrios.

El diagnóstico no debe ser solo comprendido como dato para intervenir psicofarmacológicamente o psicoterapéuticamente, el diagnostico psicosocial sí es importante y lo es justamente porque las intervenciones van más allá de la psiquiatría. El psicoanálisis en este punto, entiendo puede aportar mucho.

Desde la psiquiatría clásica el diagnóstico está catalogado en los clasificadores internacionales como el CIE (OMS) y los DSM (APA), a partir de ahí, el tratamiento se inicia con psicofármacos que ayudarán a disminuir, aumentar o eliminar el síntoma, pero los medicamentos no saben qué es lo que causó esa descompensación al paciente. Al parecer, la psiquiatría clásica trata el síntoma, es por ello que en el Hospital psiquiátrico no se plantea o no existe un programa de rehabilitación.

El paciente dado de alta en el Hospital Psiquiátrico sale sin resolver su problema, sale sumido en las reacciones de los fármacos, su cuerpo duro, su caminar característico, sus reacciones indeseables generadas por los medicamentos.

El diagnóstico solo sirvió para escribir en sus fichas y engrosar las listas de las estadísticas, pero no le beneficiaron al paciente, más bien aumentaron su cronicidad, el paciente sigue siendo un problema familiar en cuanto no es ni siquiera considerado una persona.

Este tipo de tratamiento despersonaliza a la persona, le quita al yo su capacidad de pensar, de reflexionar y decidir sobre sí mismo, su yo está blindado. Es por ello que cuando se habla de manicomialización pensamos inmediatamente en lo que ocurre en el hospital psiquiátrico.

El diagnóstico en este caso, no plantea una orientación terapéutica, sino simplemente una orientación al tratamiento psicofarmacológico, que no hay que dudar, de que el mismo constituye una herramienta importante para el manejo del paciente, pero no estamos de acuerdo de que sea el único elemento terapéutico, que usado de manera indiscriminada no plantea un beneficio al paciente más bien lo reduce a una despersonalización.

Desde el punto de vista de la psiquiatría crítica el diagnóstico surge de un análisis exhaustivo de toda la persona que consulta por algún trastorno, la entrevista es la herramienta fundamental, porque permite al terapeuta establecer una relación en la que el paciente expresa mucho más que la descripción de sus síntomas, en la entrevista el paciente tiene tiempo en expresar no solo las vicisitudes de su vida sino también sus sentimientos, sus dificultades en afrontar situaciones que constituyen su problema. En la entrevista lo importante es la escucha atenta.

La psiquiatría crítica plantea que los síntomas y signos son mecanismos de defensa ante situaciones conflictivas en los casos de neurosis, y en la psicosis, los síntomas y signos son la expresión de una situación caótica del mundo interno del paciente. Creemo que lo opuesto a la salud mental no es la enfermedad mental sino el manicomio

Aquí no se hace necesaria la utilización de los clasificadores internacionales, porque aquí el diagnóstico apunta a comprender lo que le pasa al paciente, por eso hablamos de diagnóstico de vida, porque cada paciente es único y si bien los síntomas son similares a la de otros pacientes, no significa que responden a una misma situación.

En los paciente neuróticos, el diagnóstico orientará al terapeuta un tratamiento de orientación psicoanalítica, con profesionales psiquiatras o psicólogos especializados, aquí cuando se hace necesario el uso de psicofármacos se plantea una interconsulta con el psiquiatra, lo que no significa que se ha derivado la responsabilidad terapéutica al psiquiatra, sino se plantea un trabajo conjunto, donde el psicoanalista es el que maneja la psicopatología del paciente y es ayudado por el psiquiatra, quien con tratamiento psicofarmacológico manejará aquellos síntomas que desequilibran la vida del paciente, como la dificultad en dormir, situaciones ansiedad intensa, depresión o peligro de suicidio, situaciones pánico, de violencia o agresividad.

Con este tipo de tratamiento se estará proporcionando al paciente la posibilidad a conocer por un lado las causas inmediatas de sus dificultades y también sus habilidades y talentos para hacer frente a los mismos.

Para pacientes con síntomas psicóticos, que nos hablan de un alejamiento de la realidad, de fuertes dificultades en la comunicación, de un estado caótico, donde el paciente se aísla porque no entiende lo que pasa a su alrededor y también lo marginan porque no comprenden qué le sucede.

En la entrevista podemos observar un comportamiento bizarro, pensamientos que hablan de situaciones inexistentes como los delirios, su lenguaje inadecuado e incoherente, nos está hablando de una desestructuración de su mundo interno, generando una situación caótica, totalmente incomprensible para él y su entorno.

Aquí el diagnóstico plantea la necesidad en algunos casos, de un tratamiento de urgencia y que recae en la intervención psiquiátrica para resolver la misma, que significa tal vez, una internación y tratamiento psicofarmacológico por excelencia.

Solamente con el diagnóstico de vida del que hablamos más arriba, podemos intentar establecer una dirección terapéutica y cuando hablamos de dirección terapéutica estamos hablando de un proyecto de rehabilitación que incluye la utilización de psicofármacos en interconsulta constante con un psiquiatra y donde se plantea actividades preparatorias básicas, como el trabajar sobre la comunicación, que en el paciente está complicada, el manejo de las relaciones interpersonales, el manejo de su tiempo, el cuidado de su cuerpo, hasta que el terapeuta vea que el paciente ya está en condiciones de plantear la posibilidad de establecer un proyecto de vida; esto por su puesto acompañado por un tutor o acompañante terapéutico.

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